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ALGUNAS CONSIDERACIONES ALREDEDOR DE GÓNGORA*

 

por ANTONIO MIRANDA

 

       A partir del inicio de nuestro siglo viene siendo cada vez más frecuente el estúdio y la rehabilitación de este poeta cordobés, pasado ya el período que era, por su índole y propósito, opuesto radicalmente a la manera gongorina de poetar.  Lucien-Paul Thomas, Miguel Artigas, Dámaso Alonso, Foulché-Delbosc, Arturo Marasso y muchos otros, modernamente trataron de revelar, revalorizar y reeditar la obra del maestro español. Apesar de ello Góngora sigue siendo, para muchos, un autor obscuro, preciosista, anti-natural,  alienado.

 
Dámaso Alonso se queja de esta generalización apressurada y poco honesta. Hay una tendencia entre los críticos de última hora de caer en radicalizaciones, de establecer diferencias “fundamentales” entre un autor o poeta a media docena sde “características”, tendencia hasta cierto punto justificable pedagógicamente pero al mismo tiempo peligrosa posr cuanto reduce la obra en estúdio a un esquema arbitrario y mecánico.  Por lo generala, más o menos así lo presentan los diccionaristas enciclopédicos y enciclopédias más corrientes y, también, los  textos de historia de la literatura española:

“Don Luis de Góngora y Argote, poeta cordobés (n. 11, viii, 1561 y m. 23.v.1627), presenta dos fases en su obra: la primera, en la cual es natural y simple, de 1589 a 1609; la segunda extravagante, de 1609 a 1629. Debe su fama a las composiciones poéticas y por haber sido el paladino de una manera de componer a que algunos llamaban “culteranismo” y otros “gongorismo”.
**

 

        Este simplismo descriptivo esterilizante fomenta una concepción tan falsa como capciosa del autor en estúdio.


El mundo en que se desarrolla la génesis de una obra es mucha más complejo que estos organogramas estilísticos sque nos proponen ciertos críticos y dicionaristas. En el caso de Góngora, su rivalidade artística con Lope de Vega dió lugar a este tipo de comparación extremista, del cual parece no haber escapado siquiera  Dámaso Alonso, cuando contrapone el popularismo y el localismo de Lope de Vega al espírito selectivo y universalista de Góngora, formula simplista que no se ajusta a la realidade en toda su extensión llevándose en consideración la diversidade de la obra de ambos poetas, particularmente si tomamos como puntos de comparación las letrillas de Góngora y algunos sonetos  de los mas trabajados en la forma, compuestas por Lope de Vega... En este caso el populismo y el localismo pertenecen a Góngora y no a Lope de Vega. Y no hay que olvidar: autores que se critican mutuamente, acaban por imitarse, de alguna manera, poseídos que están, criticamente, de los valores  negativos y positivos de la obra del outro.

 

        Un ejemplo: el verso de Góngora “bien que su menor hoja un ojo fuera...” (Soledad I, verso 1.063), compuesto con juegos  paranométricos , son muy semejantes a versos escritos con anterioridad  por Lope en la Angélica.


Otro ejemplo: “los olmos, de quien hojas eran ojos”, también de Góngora, se parecen a versos de Tirso de Molina, como observa el propio Dámaso Alonso.

 

        Otro aspecto de los estúdios realizados sobre Góngora es el enfoque histórico y social de la época como marco esencial para la comprensión del poeta, del origen y adecuación de sus ideas: si están arraigadas en su contemporaneísmo, si están proyectadas hacia un futuro mas o menos ideal; si eivadas de un sabor tradicional en su forma o en su contenido. A Góngora lo presentan, históricamente, como un ser alienado, equidistante poéticamente de los sucesos de su tiempo, como un frívolo hombre de letras adulador de los nobles
en la persecución de favores, costumbre muy de su tiempo entre los intelectuales dependientes de mecenatos.  Dámaso Alonso, a propósito, nos advierte: “Por todas partes está assomando en las Soledades el tema  del menosprecio de la corte y alabanza de la vida elemental y de la edad dorada”.


Agregamos: una cosa es la lucha por la supervivência como individuo y como autor, la conquista de una posición en esta máquina social en que el autor vive, otra es la posición ideológica del poeta al componer sus versos. s Toda poesía, como producto humano, es una actitud crítica frente al mundo qua ele rodea al creador, ya sea conciente e intuitivamente.


Muy a menudo se busca dar una secuencia de variaciones de estilos literarios, más o menos herméticos y que se van sucediendo en el tiempo, espécie de determinismo evolucionista de la literatura.
Espécie de historia de los estilos, casi siempre desligadas del contexto social, político y económico, pura forma, donde las obras estudiadas son rotuladas según las varias corrientes estilísticas. Hay un fastidio por las fórmulas clásicas, viene un periodo de contraposición estética... La historia de los estilos se reduce a un juego de cansancio y esterilización de recursos y de movimientos de renovación capitaneados por uno o dos “génios “ proféticos capaces de salvar la poesía o cualquier obra de arte de su muerte inevitable...  Aqui Góngora sería sería un autor “culteranista”,


a) abundante uso del neologismo por la transplatación para lengua vernácula de muchos vocablos latinos y de efectos de frase propios del hipérbaton latino, en franca discordancia con la sintaxis tradicional de la lengua literaria vernácula:


b) el uso y abuso de la metáfora y del lenguaje figurado, obscureciendo así la expresión;


c) la exploración excesiva de los recursos de la erudición clásica, principalmente de la mitologia greco romana.

 

        Por ende se comprenderá la preocupación gongoriana de ser forzosamente original... (1) Buenos, y esto no es nada. Admitirán que, en un tiempo, pueden darse varias tendências equidistantes esteticamente entre si, aunque relacionadas históricamente. Serán espécies de “partidos literários”. Un partido sería el de Góngora. El otro el de Lope de Vega.


Dámaso Alonso, a quien debemos los magníficos Estudios y Ensayos Gongorinos  (***), libro imprescidible  para la comprensión del poeta, a pesar de su erudición y su equilibrado sentido crítico, no resistió a la tentación de hacer “literatura”:  “Lope de Vega y Góngora. irremdiablemente aprisionados, el uno frente al otro, en la esquinada de los siglos. Dos hombre y una época. Dos enemigos. Agudos, certeiros, esgrimidores.”

 

        En la mayoría de los casos los estudiosos de las obras de los poetas van a buscar fragmentos  (versos ) para justificar tesis  
a priori. En cierto sentido, aunque con propósito opuesto, es lo que estamos haciendo aqui también, no es penoso confesarlo... Estos exegetas retiran de los poemas todo aquello que se ajusta al propósito de su tesis y omiten todo aquello que contradisse a sus intenciones.

 

        Últimamente empiezan a surgir las histórias de las literaturas nacionales, dentro de un marco económiocoi, actitud minoritaria, pero, como los demás, parcializante. No es posible comprender a Góngora, su poética, estrictamente por las implicaciones económicas y sociales de su tiempo. Es obvio que el hombre está referenciado por un marco histórico y este determinado por las relaciones de producción.  El móvil económico de una sociedad puede perfectamente explicar la motivación de una obra poética, y la condiciones de su producción, pero no justificará todas las demás implicaciones de su creación, acaso más importantes.


Asís también sería ocioso explicar un autor por sus lecturas, por su clase social, por su biografía... Repetimos: son factores. Pueden condicionar una actitud poética esta actitud poética pero esta actitud, por su turno, no es simplista, puesto que responde a muchos estímulos.

Este problema de la crítida há dado lugar a mucha polémica y a congresos especializados, y muchos han negado la posibilidad de una crítica verdadera, en que no coincidimos. Todos, sin embargo, han llamado la atención para el hecho de que, tanto en el creador como en el lector y en el crítico, entran mucho de subjetivismos, subjetivismos a sua vez condicionado por estos mismos estímulos sociales, económicos, de grupo y de cultura, espécie de círculo viciosos ambivalentes.

No acaban aquí los problemas en la comprensión de un poeta como Góngora (y más problemático resulta comprender a los que dicen comprenderlo, porque la terminologia que emplean carece, en nuestros días, de una definición). Por ejemplo, Dámaso Alonso nos advierte que “no era Góngora épico, sino lírico, y valor lírico es lo que hay que buscar en las Soledades”.


Casi siempre nos presentan verdades estabelecidas, clássicas lo lírico versus lo épico. Esta radicalidade nos parece falsa. Es una tentativa de simplificar. Ya se ha dicho que el hombre moderno

griega, que ya no tenemos la noción de “paideia”. Que el romanticismo destruyó al género trágico, que la burguesía inauguró el género dramático intermediario... Que el “Ulisses” de Joyce es una respuesta del hombre de nuestros días a la pregunta si todavía somos capaces de componer una epopeya...


Autores nos presentan lirismo como sinónimo de subjetivismo, épico como universalismo. Lírico como propio, sentimentalismo. Épico como general, con el yo plural.  Pocos admiten un término medio: el épico-lírico o dramático.


Outro estudio muy generalizado (y comprensible) es cuanto a las influencias perceptibles en la obra de un autor.  Lo malao es que estos estúdios casi siempre visan poner a desnudo o desorientar la “originalidad” de un autor o sujetarlo a un estilo x, a una corriente x, o, lo que es peor, acusarlo de plagiar, confundiéndose influencia con plagio. Aqui cabe una advertencia: la noción de plagio es nueva en nuestra cultura y nació  con el “derecho de autor” o más bien se institucionalizó con éste. La costumbre de transcribir versos enteros o retrabajarlos fué una constante en los autores clásicos. Con esta falsa noción se há tachado a Góngora de emular a Virgilio, etc.

El estudio de las influencia literarias e ideológicas de un autor no puede, como es natural, ayudarnos a comprenderlo. Dámaso Alonso — para cita un ejemplo — nos hace ver que en Góngora se pueden reconocer temas y metáforas de la poesía arabigoandaluza pero que el cordobés las presenta en un orden indirecto expuesto al orden directo y linear de aquella poesía. Ariosto, Camoens, Claudiano, Ovidio, Garcilaso son los autores que, según Marosso, Góngora leyó e imitó.

No será ocioso confrontar las imitaciones de autores latinos de Góngora con las traducciones del Siglo de Oro, algunas de las cuales, como la Égloga VII de Virgilio, y la descripción de la fruta en el Polifemo (Marasso).

 

        Un aspecto de la obra de Góngora, quizás el más estudiado, es en cuanto al uso de las metáforas y el consecuente juego de palabras.       “Cierto que estas metáforas carecen casi siempre de novedad, pero perminten huir el nombre grosero y el horrendo pormenor: son como un bello eufemismo.”  Así nos lo explica Dámaso Alonso, y agrega: “Abstraen del objeto sus propiedades  físicas sus accidentes, para presentarle solo por aquella cualidad, o cualidades, que para el poeta, la naturaliza en las Soledades llega a no ser más que un cortejo de bellos nombres: planeta, cristal, marfil, nácar, mármol, diamantes, oro, pórfido, jaspes, azahares, claveles, rosas, lírios...”

 

        Líricos, épicos, dramáticos, lo que sean.

 

      
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*Texto inédito, escrito y dactilografiado por Antonio Miranda, en Caracas, Venezuela, al final de los años 60 del siglo pasado, ahora publicado por el autor en versión digital.

 

**Lamentavelmente, el original [con más de cincuenta años, está incompleto, o sea, sin la bibliografia extraída de obras de la Biblioteca de la Universidad de Caracas, donde Antonio Miranda cursó y obtuvó la licenciatura en Bibliotecología.

 

***Felizmente, conseguimos recuperar la referencia bibliográfica del principal texto citado en nuestro ensayo:

ALONSO, Dámaso.   Estudios y ensayos gongorinos. 2ª. ed. Madrid: Editorial Gredos, 1960.    (Biblioteca romântica hispânica, II).- Estdios y ensayos, 18)

 

 


MIRANDA, Antonio. Algunas consideraciones alrededor de Góngora.   Brasília, DF: Portal de Poesia Iberoamericana – www.antonio.com.br – seção ENSAIOS, 2021.    ISSN 2447-1178

 

 

Página (finalmente!) publicada em março de 2021. 

 

 

 

Antonio Miranda, no início do ano de 1971, recebendo o diploma de licenciado em Biibliotecología, na Universidad Central de Venezuela.

 

 

COMENTÁRIO 

Bom ler essas suas considerações sobre o poeta cordobês, Góngora, caro amigo Antonio.
Admiro a atitude poética de Góngora com seus neologismos, contrastes, metáforas exuberantes, amor às figuras e à Mitologia Grega.
Marcou o tempo que viveu com sua coragem estética.
Obrigada por compartilhar.
Abraço fraterno,
RAQUEL NAVEIRA  - Campo Grande, MS: 29 de mar. de 2021

 

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